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Sabías lo que tenías

Nos cruzamos casualmente en el camino 
llevabas una blusa medio abierta 
y por mi estatura y la tuya 
pude ver más allá de lo que quisieras 
ocultar con tu blusa de botones 
te confieso que no fuera que quisiera hacerlo 
pero lo evidente se mostraba a mi vista 
sonreíste a mi ademán de desviar la mirada 
respetuosamente me distraje en otra cosa 
pero tarde era ya, tus senos estaban en mi memoria 
deliciosamente cadenciosos en tu andar 
despreocupada 
minifalda muy bien puesta y arreglada 
sabías que tenías lo que me faltaba 
debajo de esas prendas que ahora estorbaban 
nos estorbaba la gente en la plaza concurrida 
me di cuenta cuando en un aparador te pusiste 
y el espejo reflejaba nuestro deseo latente 
de deambular más allá del sitio presente 
hasta donde el supermercado se junta con la calle 
y cruzarla fue evidente y sin preámbulos 
nos guiamos hasta el sitio donde estaba el café 
platicamos de manera casual sin obviar 
tal vez una capa de rubor pudoroso nos cubría 
hasta que preguntaste por mi ocupación 
y de ahí fue leer al pie de mi prolífica imaginación 
hasta que las puertas del pecado abiertas a la par 
nos llevaron hasta donde el relato terminara 
y comenzara la aventura física que hasta ese momento 
reprimíamos, comenzando con besarte hasta la ropa interior… 

Fragmento de "El libro de los delirios" por
©Carlos R di Paulo Zozaya
 
Confieso que mi escritura no siempre sigue la trama real, que corto las esquinas burdas para evitar ser casual, que evito llevar la descriptiva hasta la consecuencia real... 

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