La terrible apreciación de ver que me consumo entre mis propias obras, me hace reflexionar sobre un sentimiento sublime, y transportarme al dolor ajeno del evento al que en todo momento nos dirigimos los que en esta tierra moramos en vida:
“Aun cuando me sobrevivan mis creaciones, mi esencia perdida en el mar, jamás será encontrada por nadie, a menos que sea mi mismo cuerpo el que fuera sepultado por las olas, y llevado por ondinas a través del reino de Poseidón, hasta los campos Elíseos, donde Hades mismo, compadecido de mi situación, me diera de beber ambrosía y recuperase la cordura perdida por morar entre los muertos”.
Fragmento de “El hombre en la ventana” por ©Carlos R di Paulo Zozaya

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