Una servilleta flotando sobre agua salobre Agua no de mar pero de llanto que cubre Las calles de ahora en cualquier urbe Tenía un dibujo plasmado con sangre negra De que bebió café en un lugar cualquiera Negra porque la roja casi se agota Pero abundante en la lluvia carmesí Que mancha la tela con que La sociedad se viste en sus lutos intermitentes Quisiera que no, pero frecuentes Y la lluvia alimenta las riadas amargas Que transportan el boceto de lo que era Una víctima que nunca supo que lo fue Sin embargo, dijeron que era un bandido cualquiera Y diluidos los tenues trazos Con la sal de las promesas hechas trizas Proferidas por quienes no les importan Mas que los votos en una contienda Porque han vendido sus almas En la tienda de las armas… Y sus palabras son ahora ondas en el ocaso Donde se revuelcan las fibras del papel Que contiene la esperanza Y como el olvido cuando la noche cae Se vuelve laso y escaso Así el papel aquel se hizo pedazos Y del ayer retornaron los cuervos A picar la memoria por la noche Sin embargo, amanece y desaparecen Como el miedo cuando es de día Como cuando hay balazos la policía Y retorno de nuevo al mundo diurno Apagado y taciturno, caótico sin rumbo Queriendo ver la vida pasar, pero no pasa La verdad es que no pasa, solo el tiempo Se apresura para no ser secuestrado Robado o timado En una calle oscura de algún rincón Donde yacen los muertos no identificados El tiempo pasa raudo Lugar donde ningún juez por taimado Emite ningún laudo Solo los cuervos que desconocen la timidez Esperan y esperan y esperan Y la gente pasa sin mirar, sin recordar Las palomas falsas del sincretismo hipócrita Los ciegan tanto Porque visten de blanco, color apático Y antagónico del negro que da miedo Entonces los cuervos se van y sin ellos Regresa el olvido a anestesiar Lo que nunca se debiera de borrar A todos quienes han muerto sin saber Porque Aunque si se recuerda, pero no tanto Solo aquellos que han enterrado algo Caminan con cuervos volando a su lado… ©Carlos di Paulo Zozaya

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