“Una sensación de vacío se apoderó de mí. Me levante a preparar algo de comer, era imperativo rellenar ese vacío y aun cuando no podría llenar esa sensación con comida, me haría sentir menos a disgusto.
Para ti solamente…
El oleaje llega hasta mi playa en ondas viajeras
Removiendo arena en cada embate del mar
Borrando las huellas del camino andado solitario
Revistiendo mis rocas de su espuma blanquecina
Y desesperadamente a los elementos clamo
Al agua invoco y a su dios Poseidón llamo
Desde la orilla donde las olas mojan mis piernas
Invoco, imploro y llamo por su nombre a esta
Tempestad que avasallante ha arremetido
Y arrebatado mis sentidos y pensamientos mil
De cada vez que mis ojos cierro en un instante
Atrapado entre el oleaje que llega y cubre
Casi hasta mis pensamientos profundos moja
Recuerdo el momento donde, al son de un lápiz trazando papel, el aroma exquisito de tu piel, arropado entre los timbres de tu voz, dibujaba pacientemente algo que recuerdo en vivo. Ese trazo sencillo acompasado del ruido de tu corazón en mi hombro, me transporta aún al paraje que vivo y siento en mi interior, que súbitamente me coloca en el camino de tus pasos…”
El hombre en la ventana, pág. 60
©Carlos di Paulo Zozaya
#dipauloart
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