Otra vez…
¿Recuerdan la llamada telefónica entre Donald Trump y Enrique Peña Nieto?
Aquella en la que dijo nuestro presidente textualmente “Si bien no hemos alcanzado acuerdos en ninguna materia, esta conversación abrió espacios para que el gobierno de México y el gobierno de los Estados Unidos continúen dialogando”…
Pues ¿Qué creen?
Resulta que el diálogo se centró en amenazas por parte de Trump en mandar tropas a México para “Acabar con el narcotráfico, porque parece que las tropas mexicanas tienen miedo pero mis soldados no”
Ahora imagínense a nuestro presidente escuchando eso…
No me importa que haga el supremo líder del KKK del otro lado de la frontera, ni tampoco que se encierre junto con su equipo de “White Supremasists” dentro de los linderos territoriales, o si quiere una barda de 300 pies de altura y perros rabiosos resguardando el otro lado. NO ME IMPORTA.
Pero cuando quiere escupir para este lado, eso sí, es un asunto de seguridad nacional, la seguridad de todos los mexicanos, y no digo esto en sentido heroico o ultra nacionalista.
Nuestro presidente se enfrenta a una crisis que amenaza con escalar a proporciones insospechadas, donde es claro que su homónimo norteamericano, tiene intenciones más bélicas que de negociar pacíficamente un tratado que sea conveniente para ambas partes. Es muy claro que quiere tomar ventaja, no solo de México, sino del mundo entero.
Esto es claro cuando firma papelitos a la diestra y siniestra con la intención, de acuerdo a sus propios y mezquinos intereses, de resguardar la seguridad y bienestar de sus compatriotas.
México no puede y no debe ceder ante tales actitudes demenciales y debe responder enérgicamente ante los embates embravecidos y caprichosos de Trump.
Me molesta sobremanera que el gobierno de México no haya emitido un comunicado oficial inmediatamente después de terminar la llamada, y prefiriera el gobierno de la república negar los hechos que afrontar la realidad como viene.
Se me antoja como a un niño pequeño y asustado que cierra los ojos pretendiendo que al abrirlos el problema haya desaparecido. Las autoridades están manejando esta crisis de una manera infantil y fuera de todo buen juicio, pegándole un gancho al hígado al pueblo mexicano con ese tipo de actitudes, tal como lo dijera en buen Rius en sus olvidados textos de “Los agachados”
Lo bueno, es que en este caso en particular, Peña Nieto no está solo, ya que en tiempos difíciles ante un adversario extranjeros, el sentido patriota se eleva hasta por los cielos, lo malo es que después de esto, los mexicanos han perdido totalmente su confianza en su quehacer como presidente… y por si salen con su retórica mamona como cuando el “gasolinazo”: “¿Qué harían ustedes?”, en lo personal le diría: ¡Fájese los pantalones y no se los baje señor Presidente!
Carlos di Paulo Zozaya
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