Comenzaba el verano y el calor arreciaba con fuerza. El viento arrastraba las pequeñas espadas verdes, producto del corte de pasto de los jardines aledaños. El olor peculiar de la poda aromaba el ambiente, apagado intermitentemente por las ondeadas de calor asfixiante, en medio de una guerra que desataran los celos…
El vacío contendiente con las cosas amorosas Tratando de atrapar la esencia de los amantes Cuando es época de estiaje, de sentires ausente El verano incandescente reseca el territorio Es cuando el corazón se retira a lo profundo Pendiente de una flor que le diera ánimos Perdiendo la humedad, se resquebraja, se pulveriza Y esperando el regreso de la época de lluvias Replegado en su rincón, escondido ya sin llanto Con la ropa en el ropero cerrado y cajones sellados El hogar abandonado, cubierto por una sombra Umbra de desolación… ©Carlos di Paulo Zozaya
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