El resoplido abochornado del verano embravecido, cargado de fuego en el aliento, casi yermando el suelo a su merced, presentado en mi ventana como bólido encendido, pregonando tu retorno, ya marchada la primavera, mella mi mente acalorada:
Tu cintura arrobada por el talle
Tus perneras sinuosamente adheridas
A tus embarnecidos muslos
Dejando a la imaginación tu calaña
Y mi caliginosa razón, profana
Con tu sazón llamando a la bestia
Animosamente sus fauces abiertas
Entre candela y resaltada mesura
Tiendo más a la primera, liberando
A la fiera y dejando detrás la sensatez
Regodeando mi apetito con tu cuerpo
Esclavizando mis instintos a ti
Aceptando la invitación del verano
A consumirme en ti con tal frenesí
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