Día trece:
El oleaje de la marina embravecida
Nos llenaba de espuma el rostro
Esa espuma fría que augura tormentas
Y que se transporta con el viento
Y de sal la ropa impregna…
Nos fuimos de ahí dejando que la mar
Desatara su furia contra la arena
Mientras nosotros, a salvo de la tempestad
Nos arengó el frío con el terrible vendaval
Y nos amarramos con los brazos…
Y ya refugiados del aguado temporal
Nos sobró la sal que impregnaba el tejido
Que nos cubría ya empapado de la mezcla
De agua furiosa y lo amargo de la ira marina
Y tirados en el suelo quedaron los atavíos
Y ya expuesta la piel se antoja a los labios
Porque el frío arrecia y el calor interno es grave…
Nos hicimos nuestro turbulento mar
Con las sábanas cual blancas olas…
Y cobijas nuestro navío con que navegar
©Carlos di Paulo Zozaya
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